Desde la vuelta de la pandemia en el barrio popular Quinta 25 de Fiske Menuco (RN) se desarrolla el trabajo comunitario y solidario de una asamblea. Todo este tiempo las cuadrillas se las ingeniaron para encontrarse en casas de compañeras, en lugares prestados, sosteniendo cuadrillas sin patrón de merendero, costura, albañilería y huerta. “Cuando yo empecé en ese lugar, no teníamos casita, no teníamos nada, hacíamos las asambleas y reuniones de trabajo en la plaza. Hoy gracias a la lucha de todos nuestros compañeros, a la lucha diaria del FOL, estamos casi culminando nos faltan detalles para la casita. La cual me llena de orgullo porque creo que si todos tiramos para el mismo lado podemos crecer, y el FOL hoy está creciendo, vamos a tener nuestro espacio donde vamos a poder tener todas nuestras cuadrillas en ese lugar trabajando”, nos dice Paola, actual delegada de esta asamblea. 

Gracias a la autogestión, en 2021 compraron el terreno y desde junio que crece un sueño desde abajo y a la izquierda: tener un espacio propio, “para poder ayudar a los niños, colaborar y asistir a los vecinos” agrega Carolina. Toda la asamblea se encuentra abocada a esta construcción cotidiana fundamental para que el FOL siga floreciendo en el barrio y acercando una alternativa para los y las vecinas. Paola nos alienta a seguir apostando a la organización para crecer, y recupera lo importante que fue realizar nuestro primer día de las infancias allí,  “haber podido hacer el día de la niñez en ese lugar… valió la pena tantos fríos, tantos calores, tantas luchas para poder lograr este lugar (...) Hoy tenemos nuestro espacio y quizás con el tiempo las otras asambleas que no tienen su lugar lo van a tener”. 
 
En el terreno se planificó un salón que contempla “una cocina comedor, espacio para costura, dos baños y el depósito”, y afuera habrá lugar para desarrollar una huerta. Carolina nos cuenta que trabajar en conjunto por la casita “es muy emocionante. Al principio queríamos todo ya ya ya porque teníamos la ansiedad de que era un proyecto que habíamos pensado hace mucho y no pensábamos que se iba a dar tan pronto. Es emocionante y se nota en los compañeros porque van con todas las ganas. Pudimos avanzar entre todos, el clima no nos jugó tan bien pero avanzamos bien. Estamos todos contentos, lo vemos en la etapa final y nos da ansiedad terminarlo ya”. Lo único que separa a la asamblea de la culminación de este gran proyecto, es la falta del desembolso final con el cual los y las compañeras podrían comprar los materiales para finalizar. En este contexto de crisis y ajuste donde la plata pierde valor todos los días, es indignante que el Estado comprometa a compañerxs en proyectos como este y luego no rinda el dinero necesario para finalizar la obra. Es por eso también que nos encontramos en lucha permanente para que se logre avanzar,  “hemos pasado muchas adversidades, no es fácil. Pero orgullosa de nuestra asamblea, siempre miramos y tiramos para el mismo lado. Vamos a disfrutar de algo que tanta lucha nos costó” comenta Paola.  

De todas formas, la irresponsabilidad del Estado no podrá opacar toda la alegría de una organización que se consolida en otro barrio más. Aneley, nuestro sueño compartido, y según su nombre de origen mapuce, nuestra felicidad, será defendida por la organización popular de lxs de abajo, porque en estos contextos es fundamental aquello que nos dice la delegada de esta asamblea llena de convicción,  “no bajar nunca los brazos, que entre todos siempre se puede. Seguir adelante con fuerza y con lucha para lograr lo que anhelamos”.